
8 CLAVES PARA HACER EJERCICIO SIN FALLAR EN EL INTENTO
Has decidido realizar un cambio positivo en tu vida y comenzar a ejercitarte, es fundamental que una vez inicies con esta práctica no la abandones antes de ver los resultados esperados. La única forma de practicar ejercicio regularmente es convertirlo en un hábito.
Se necesita de un período mínimo de 30 días para que algo se convierta en un hábito. Por lo general, después de un mes de repetir algo de forma continua y ver los resultados, es más difícil que dejes de hacerlo.
Por eso, a continuación te daremos 8 consejos claves para convertir el ejercicio en una rutina diaria.
1.¡Simplemente hazlo!
La cuestión principal es salir y realizar ejercicio. No pienses demasiado y no pongas excusas. Solamente sal a trotar a la calle o camina en una cinta. Una vez que empieces será más difícil de detener. Generalmente lo más difícil es el comienzo. Te aseguro que luego te sentirás realmente conforme de haberlo hecho.
2. Encuentra un compañero:
Es mucho más sencillo realizar ejercicio si lo haces acompañado de un amigo. De esa forma se mantendrán motivados y tendrás menos probabilidades de abandonar.
3. Sé realista al valorar tu estado de forma
Si empezaste a hacer ejercicio recientemente, o no has logrado aún la constancia necesaria para que se convierta en una rutina, de nada te servirá plantearte retos que no están a tu alcance a corto plazo (correr una maratón, ir al gimnasio cada día y hacer dos clases seguidas…). Aunque te tengas que esforzar un poco, un sobreesfuerzo mantenido no te conviene: es uno de los principales motivos que te puede llevar a abandonar.

4. Plantéate un reto nuevo para cada día
Si tu problema es que acabas abandonando el ejercicio porque te aburres, busca que tu rutina de entrenamiento sea más variada. Plantearte objetivos diferentes en función del momento puede ayudarte a conseguirlo. Por ejemplo, un día puedes marcarte el reto de hacer una tabla de ejercicios para mejorar tus glúteos. Y otro, el de moverte un poco más para quemar los excesos de una comida familiar. “Excusas” para hacer deporte hay muchas: encontrarlas, en gran parte, depende de ti.
5. Hazle un espacio, posible, en tu agenda
¿Tienes poco tiempo y muchas obligaciones? Plantéate cuándo puedes dedicar un rato a entrenar: lo ideal sería hacerlo tres días a la semana. Tampoco hace falta que te tome mucho tiempo: puedes guardar un rato al mediodía, a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Otra opción es aprovechar tus desplazamientos para ir en bici, incluso puedes hacer una tabla de ejercicios en casa.
6. Si no sabes cómo seguir… pide ayuda
¿Lo has intentado mil veces pero no hay manera de conseguir que el deporte forme parte de tu día a día? Si es así, tal vez te sería muy útil la ayuda de un entrenador personal. Al quedar con él, te sentirás más comprometido a acudir a la cita. Y, además, puedes elaborar un plan totalmente adaptado a tu tiempo, gustos y preferencias. Puedes probarlo durante unos meses y, una vez hayas afianzado el hábito, te será mucho más fácil hacer deporte por tu cuenta.
Piensa en esto: 4 entrenamientos de una 1 hora por semana representan sólo el 2.4% de todo nuestro tiempo. En perspectiva eso es muy poca inversión a cambio de tantos beneficios.
Además la gran ventaja, es que no necesariamente tienes que hacer entrenamientos de una hora. La OMS (Organización mundial de la salud) recomienda mínimo 30 minutos diarios de actividad física.
De igual manera debes tener muy en cuenta que si vas a realizar ejercicio necesitas un adecuado aporte de energía en forma de una alimentación sana y equilibrada. Al cuidar tu alimentación favorece y facilita los procesos de recuperación producido por los esfuerzos de los entrenamientos.
Nunca olvides ingerir alimentos en la mañana, debido a que te darán la energía necesaria para realizar tus actividades. Puedes prepararte un yogur con fruta, puede ser deshidratada y granola.
7. No te olvides de la cena
Por las noches ingiere alimentos ligeros, que no alteren tu sueño, como una pequeña ración de nueces, arándanos o maní bajo en sodio.
8. Elige las grasas adecuadas
Cambia las opciones de lácteos bajos en grasa y elige opciones saludables para el corazón tales como las grasas insaturadas (aceite de canola, oliva y maní).